[ My life, my mind... ]


martes, 11 de agosto de 2009

Muerte dulce.

...Porque aunque no durmiese fue una de las noches mas agradables de mi vida...

Aquella noche (que en realidad ya era de día) todo se apagó de repente, salió de mi y de aquella persona el alma que la situación requería. E inocentemente acurrucado en un rincón, muy cerca, pegados sin estar, sin tocar, de repente agarró mi brazo y lo pasó bajo su dulce cabeza, y el otro, yo mismo lo usé para cerrar el lazo. Yo pregunté (no te importa?), me pareció extraño pero agradable, tras tanto tiempo alguien queria abrazarme al dormir, tras tanto tiempo sentí el calor de tener a alguien cerca, tras tanto tiempo me volví a sentir seguro, de mí, no de ella, pero de todo. Seguro de no caer más durante las siguientes eternas y cortas horas...

15 minutos bastaron para que necesitara despertar, observar, abrazar, acariciar, besar... y empezar a olvidar. Olvidar, olvidar, olvidar y olvidar hasta olvidar quien soy. Olvidar cual es el sentido de algo, de alguien, olvidar por olvidar no es olvidar, es recordarte, es pensar que aun te queda algo más. Olvidar que es posible enamorar a una cucaracha y a un oso panda, olvidar que hay algo más, olvidar todo lo que pueda y pudo pasar. Olvidarme de mi mismo.

Sin poder dormir desperté y pensé en voz baja un rato, hacía mucho calor. El resto fue historia, se desveló aquella mañana y despertó.
Aquel viernes/sabado quedó en una estupida resaca que se lleva la ilusión, el brillo y la puta realidad, una estupida resaca que solo trae malestar, inseguridad e indecisión bajo la mirada de dos geniales gatos, rodeando aquel sofá, rellenando aquellos silencios, esperando atentamente, aunque tímidos, para ser acariciados.

Todo quedaba en un sueño estando despierto, conocedor de lo que pasaría, pero sin cambiarlo por nada en el mundo, me conformo, me lo creo, me lo guardo, me lo quedo para mí, para mi recuerdo y para el suyo, para esperar que algo cambie... dentro de mí.

Explosión incesante, como una bomba atómica que alguien no oye, no siente, no recuerda.

Aquellos ojos marrón miel, con ese brillo único, me decía lo que hacer en cada momento, me controlaba y me guiaba, me iba contando historias que calaban bien profundo, mientras aquella sonrisa elevaba un poco aquel efecto que sientes cuando te sientes completo, aunque no sea algo real, aunque sea irracional.

Me gustan sus historias, volveré para que me cuente más, hasta que un día, consiga caer dormido en un profundo sueño.

Aunque ya no intente ni soñar...


Dulce, dulce, dulce.

Dulce, muerte dulce.

"Y me dices que me busque algo normal, que aterrice, que voy a chocar de narices con la cruda realidad, que me guarda sitio en tu sofá..."

"Puede ser que me pierda un poco y me cueste aprender, dejaré encendidas velas pa´ saber volver, y a la vez arañar la niebla que me impide ver el placer de acabar donde quieran llegar mis pies.
Voy a acabar donde quieran llegar mis pies, sin importar lo que pueda pasar despues."


ml

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